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Hola les doy la bienvenida a este blog. Aquí se detalla deforma sucinta algunos datos, antecedentes y todo lorelacionado con programas televisivos culturales o educativos tanto en el ámbito nacional como el internacional.
Además en los gadgets podrán encontrar modelos de canales y programas educativos.



viernes, 26 de noviembre de 2010

De la Teleducación al Eduentretenimiento

viernes, 26 de noviembre de 2010

Los orígenes de la comunicación educativa se remontan a 1920 con el reconocimiento de los medios de comunicación nacientes como instrumentos que podrían servir al campo de la instrucción, esto es, como auxiliares didácticos –algo así como el uso insulso que algunos le dan a los powerpoints en nuestros días–. Pero la televisión como nueva inquilina tecnológica recién entró a escena hacia fines de la década del 50 y con ella, el gran dilema de su (dis)función educativa.

Con la dictadura militar encabezada por Velasco Alvarado, la televisión –como todo– pasó a manos del Estado (¡gobierno, perdón!). La conculcación fue sustentada por “razones de seguridad y por ser medios de educación masiva”. Por primera vez, un régimen político peruano sustentaba las potencialidades educativas de la televisión de forma explícita y argumentaba que para que esa educación sea posible, el Estado debía controlarla, tanto en su propiedad cuanto en su gestión, sus contenidos, su programación y hasta su publicidad (Perla, 1995: 84).

A partir de 1962, hubo una marcada tendencia hacia la producción de programas con enfoques pedagógicos y de difusión cultural (de alta cultura, por cierto, en su concepción menos interaccionista). En poco tiempo se fundó el Instituto Nacional de Teleducación (INTE) cuya misión era “ampliar y mejorar la cobertura del sistema educativo”. Con él, una etapa de producción explícitamente dirigida a “educar a las masas”. Los televisores eran repartidos por el Gobierno en parroquias, plazas y escuelas y la teleaudiencia como actor social empezaba a formarse (Quezada y Paredes, 2006: 140).

El enfoque gobernante entonces era el de la Teleducación, entendida como el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para proveer educación a distancia. Múltiples esfuerzos nacionales, regionales y continentales estaban dirigidos a la creación de redes de producción de programas bajo esta corriente y los pocos satélites habían sido comprometidos a las tareas de enseñanza. (Crovi, 1998)

Hasta antes del golpe militar de Velasco Alvarado, la pantalla nacional ya tenía una clara orientación hacia este enfoque. Programas como La Telescuela del 7 yTV en el Aula eran elaborados bajo los principios de telematizar los contenidos escolares a través del espectro electromagnético, suplir al maestro. El gobierno militar aportó en gran medida a la especialización de esos programas hacia el segmento infantil y la gran proporción de ciudadanos analfabetos que existía en el país. Uno de los programas con mayor éxito y recordación fue Titiretambo, serie dirigida a niños entre 4 y 7 años cuyo aporte en la formación de valores fue trascendente. En la elaboración de los libretos participaban los niños beneficiarios e incluso las voces de muchos de los títeres que protagonizaban el espacio eran prestadas por ellos. Esas ideas colocaron el programa en una posición de vanguardia para las fórmulas de la época, siendo reconocidas por la UNESCO como un aporte innovador al desarrollo de la Teleducación, que fue perdiendo terreno con la llegada de otro dictador, Morales Bermúdez, y con los gobiernos democráticos sucesivos. (Quezada y Paredes, 2006: 141-145).

En paralelo y sin llamar la atención, un nuevo enfoque fue tomando cuerpo sin proponérselo: el Eduentretenimiento. Hasta entonces no se había discutido el uso potencial de programas no concebidos para la educación, como las telenovelas, para llegar a un público más amplio. Es algo que se conoce bajo el concepto de educación indirecta y que resulta un recurso exitoso, por ejemplo en poblaciones que dependen de la televisión ante las deficiencias de los sistemas de instrucción formal.

Una de las grandes inspiradoras de este enfoque fue, sin duda, Simplemente María, telenovela peruana aparecida en 1969 que narraba las desventuras de una humilde costurera provinciana que se enamora de un joven millonario y deja la pobreza a punta de esfuerzo y una máquina de coser Singer. La historia fue un referente latinoamericano del triunfo contra la adversidad: María fue al colegio de adultos para aprender a leer y escribir, lo que ocasionó un evidente incremento de las tasas de matrícula en escuelas para adultos en la región. Otro indicador innegable del impacto de esa telenovela fue el astronómico aumento de venta de máquinas de coser, como la que la protagonista usaba, al punto que los dueños de la marca le regalaron a la protagonista –Saby Kamalich– una máquina de oro. Pero más allá de lo anecdótico, hablamos de los orígenes de lo que hoy se denomina product placement.

Hoy el Eduentretenimiento es un concepto ampliamente difundido, aunque aún subvalorado por algunos sistemas de educación formal resistentes al cambio, como el peruano. Países como Brasil, sin embargo, han incorporado esta corriente a través de productos de éxito rotundo y de consumo mundial, como sus afamadas telenovelas:

Desde la década de 1970, la experiencia ha mostrado buenos resultados en la inclusión de temas de interés público, como la necesidad del cuidado ambiental, el problema de las drogas o la importancia de la educación formal. El secreto consiste en no perder de vista que el entretenimiento es lo que convoca en primer lugar. Dice la guionista brasileña Gloria Peres, autora, entre otras, de la exitosa El clon: ‘La novela no se puede tornar una clase ni puede ser aburrida. Yo siempre introduje en todas mis novelas campañas de esclarecimiento sobre asuntos muy presentes en la vida de la población. Pero hay que hacerlo de forma que emocione, sin detener la historia’.

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